jueves, 16 de septiembre de 2010

¿QUIÉNES SE APROPIARON DEL CRECIMIENTO?

Durante las últimas décadas la economía española tuvo un elevado ritmo de crecimiento, lo que hizo pensar que había alcanzado una solidez similar a la de los países europeos más ricos. Nuestros gobernantes, como suele ser habitual en ellos, hicieron gala de un gran optimismo echando las campanas al vuelo y sacaron pecho para presumir como se presume de un equipo campeón. Sin embargo todo cambió radicalmente con la explosión de la burbuja en la que vivíamos, y, para millones de personas, el aterrizaje en la dura realidad fue como vivir el final del célebre cuento de La lechera. No éramos la potencia económica que se nos decía: creció el número de los trabajadores que se encontraron con el drama de la pérdida de su trabajo, el de los comerciantes y pequeños empresarios que se vieron obligados a echar el cierre de sus negocios, el de los deudores de hipotecas que se balanceaban en la cuerda floja…la sociedad del bienestar parece haberse desvanecido de nuestras vidas y, según dicen los economistas, a partir de ahora ya nada será como antes. Todo fue una gran mentira, todo menos las ganancias de los que se beneficiaron inflando la burbuja.




Ante semejante desastre no podemos ser tan ingenuos como para aceptar sin más las explicaciones que nos dan los mismos que nos han llevado al precipicio, es necesario hacerse preguntas: ¿Cómo es posible que después de haber crecido de forma sostenida durante décadas tengamos tanto paro? ¿Por qué el paro registrado en España durante los años de bonanza económica era superior al que registraban otros países europeos en los peores momentos de la crisis? ¿Dónde están los enormes beneficios de tantos años? ¿Por qué las rentas del trabajo han venido recibiendo cada año un porcentaje menor en el reparto de la Renta Nacional, lo que se conoce como el reparto de la tarta? ¿Para qué ha servido tanto crecimiento? Porque, antes de tomar medidas y mucho menos reformar el mercado de trabajo el gobierno debería haber reflexionado sobre estas cuestiones y sobre todo, debería haber respondido ante la ciudadanía, haciendo las rectificaciones que nos lleven a cambiar radicalmente el rumbo con una política más justa y mas igualitaria. Porque es fácil averiguar quienes se apropiaron del crecimiento de nuestra economía, nadie puede ignorar que fueron los banqueros y las grandes empresas multinacionales, ya que ellos mismos publican regularmente sus beneficios. Mientras éstos crecían con porcentajes de dos dígitos, imponían al resto de la población la moderación salarial diciéndoles que era necesario para que no subiera la inflación ¿es que acaso sus abultados beneficios no producían inflación? El progreso de la economía debería haber supuesto una mayor estabilidad en el empleo, una disminución de la siniestrabilidad y una mejora para la mayoría, con más derechos para los trabajadores, sin embargo, el empleo ha sido cada vez más precario, han aumentado los accidentes laborales y se han perdido muchos derechos laborales ¿en qué ha beneficiado la bonanza económica a las clases populares?.



No hace falta realizar un gran esfuerzo intelectual ni contar con dotes detectivescas para darse cuenta de que nos han estado tomando el pelo. Todo el tinglado económico, político y judicial montado por el bipartido único que gobierna el Reino está montado para que los ricos no sólo ganen mucho, lo cual podría ser incluso aceptable, sino lo que es mucho peor, para que cada año, aunque haya crisis, ganen más que el anterior, y eso a costa de lo que sea. Lo que sea ha sido y es la limitación de los sueldos, de las pensiones, el deterioro del medio ambiente y una inacabable relación de lindezas por el estilo.



¿Qué se está haciendo para salir de la crisis? Lo previsto según el programa dictado por los poderes financieros al bipartido único, proporcionar dinero a los bancos procedente de rebajar los sueldos, congelar las pensiones y reformar el mercado laboral, y por si fuera poco, incentivar el despido mediante subvenciones a los empresarios con dinero público…y ya están anunciados el retraso de la edad de jubilación y la modificación del cálculo de las pensiones para que sean muchísimo más bajas. Sin embargo, las desgracias que nos aquejan no son un designio divino ni una maldición, Las cosas podrían ir por caminos diferentes, porque en la política y en la economía todo depende de las decisiones que se adopten. Se puede seguir como hasta ahora, fomentando la insaciable ambición de los tiburones del mercado, haciendo que sean las espaldas de las clases menos pudientes las que soporten la crisis, o se puede hacer pagar a los ricos lo que en justicia deben pagar en lugar de rebajarles los impuestos; se puede dejar que el paro siga aumentando, o se puede crear industrias desde la administración contando con una banca pública. Todo podría ser diferente a como es ahora, pero para ello es necesario que los trabajadores, los comerciantes y pequeños industriales, los pensionistas, los autónomos y los parados tomen conciencia del poder que tienen en sus manos. Es posible forzar un cambio, no conservador, sino de progreso, a favor de los más débiles porque la democracia no es un adorno, sino una forma de organización de la convivencia que permite el gobierno de la mayoría y el respeto a los ciudadanos y entre los instrumentos que ofrece, está la libertad de expresión, la de manifestación y huelga –incluida la general- y, sobre todo, el voto igual para todos. Ha llegado la hora de decir NO y exigir que se reactive la economía y se creen puestos de trabajo, pero eso no va a venir del aumento del beneficio de los que se apropiaron del crecimiento de la economía española, sino que tiene que hacerse desde el gobierno, y para conseguirlo, en este tiempo en que vivimos, se impone la protesta de la población, para hacer saber a éste y a cualquier otro gobierno, que no son otra cosa que unos representantes y que sus medidas no pueden ir destinada a beneficiar a una minoría poderosa, sino a favorecer a la inmensa mayoría. En las circunstancias que vivimos la huelga general convocada para el 29 de septiembre es más necesaria que nunca. Hay que actuar ahora, cuando se nos ha convocado, porque si no lo hacemos, mañana quizás sea demasiado tarde para arrepentirse de no haberlo hecho.



ANTONIO TELLADO



Publicado en laRepublica.es el 16-IX-2010

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