lunes, 29 de noviembre de 2010

El cura asesino de Ocaña

Para conmemorar el centenario del poeta comunista Miguel Hernández se ha creado la Comisión Nacional del Centenario del Nacimiento de Miguel Hernández, presidida por los reyes e integrada por importantes cargos públicos de los dos partidos dinásticos. Es la comisión más apropiada para conmemorar el Centenario de un poeta como José María Pemán. Como era previsible, los actos se están sucediendo bajo el signo de la nueva censura de lo políticamente correcto, mostrando a un Miguel Hernández, que ni él mismo se reconocería si pudiera contemplarlos. He aquí uno de los poemas que, como otros muchos, no encontraremos en ninguno de los actos programados por la comisión, el titulado “El cura asesino de Ocaña”, que el poeta escribió en el siniestro penal.




El cura asesino de Ocaña
Miguel Hernández



Muy de mañana, aún de noche,

Antes de tocar diana,

Como presagio funesto

Cruzó el patio la sotana.

¡Más negro, más, que la noche

Menos negro que su alma

El cura verdugo de Ocaña!

Llegó al pabellón de celdas,

Allí oímos sus pisadas

Y los cerrojos lanzaron

Agudos gritos de alarma.

"¡Valor, hijos míos,

que así Dios lo manda!"

Cobarde y cínico al tiempo

Tras los civiles se guarda,

¡Más negro, más, que la noche

Menos negro que su alma

El cura verdugo de Ocaña!

Los civiles temblorosos

Les ataron por la espalda

Para no ver aquellos ojos

Que mordían, que abrasaban.

Camino de Yepes van,

Gigantes de un pueblo heroico,

Camino de Yepes van.

Su vida ofrendan a España,

Una canción en los labios

Con la que besan la Patria.

El cura marcha detrás,

Ensuciando la mañana.

¡Más negro, más, que la noche

Menos negro que su alma

El cura verdugo de Ocaña!

Diecisiete disparos

Taladraron la mañana

Y fueron en nuestros pechos

Otras tantas puñaladas.

Los pájaros lugareños

Que sus plumas alisaban,

Se escondieron en los nidos

Suspendiendo su alborada.

La Luna lo veía y se tapaba

Por no fijar su mirada

En el libro, en la cruz

Y en la "star" ya descargada.

¡Más negro, más, que la noche

Menos negro que su alma

El cura verdugo de Ocaña!

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