1º Mito capitalista: Los costes salariales y la estabilidad en el empleo restan “competitividad” a las empresas.
Realidad: Los países “competitivos” han sido durante décadas aquellos que han generado estabilidad en el empleo, cualificación profesional, sindicados fuertes, convenios colectivos y participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa.
¿O Francia y Alemania no han sido durante décadas economías “competitivas”, según lo entiende el mercado? ¡Ojo, con asumir el concepto de competitividad! Para el capital significa: más productividad, menos empleados, menos costes laborales.
2º Mito capitalista: Las empresas privadas funcionan mejor que las empresas públicas.
Realidad: Muchas empresas privadas quiebran todos los días, en tiempos de crisis, y también en tiempos de bonanza, destruyendo empleo.
La empresa Air Comet del Presidente de la Patronal CEOE, Díaz Ferrán es un buen ejemplo: ocho meses sin pagar las nóminas, incapacidad para afrontar la deuda, vuelos cancelados, pasajeros desatendidos, concurso de acreedores y Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a 640 trabajadores. ¿El Presidente de la Patronal puede asegurar que lo privado funciona mejor?
3º Mito capitalista: Hay que privatizar las empresas públicas para lograr una mayor “eficiencia” económica.
Realidad: No se privatiza por razones de eficiencia económica sino por los intereses económicos de una minoría que quiere crecer a costa del patrimonio de la mayoría.
Se han vendido empresas públicas bien gestionadas que han perdido “eficiencia” con la privatización. Buen ejemplo de ello es la privatización de ENDESA que, vía despidos o prejubilaciones a cargo de las arcas públicas, sustituyó al personal fijo cualificado que conocía y mantenía la red, por subcontratas (algunas del empresario Florentino Pérez) con personal temporal y menos cualificado para ahorrar costes y aumentar beneficios. Resultado: los apagones de varios días en los que tuvo que intervenir el Estado, con el envío de soldados, para poder restablecer el servicio eléctrico.
4º Mito capitalista: Los funcionarios no trabajan.
Realidad: Todo se puede y se debe mejorar, pero si realmente los trabajadores públicos no trabajaran, este país sería un caos monumental.
La Seguridad Social, el INEM, los centros públicos de Educación Infantil y Primaria, los centros de secundaria (ESO, bachillerato, Formación Profesional), las Universidades, los centros de salud, los hospitales públicos, Hacienda, la Policía, la Aduana, los Ayuntamientos, las Concejalías de las Comunidades Autónomas, el transporte urbano de titularidad pública, las Delegaciones de Gobierno, las oficinas de Correos, los Registros públicos y otros, atienden, todos los días, a millones de personas a lo largo y ancho de la España peninsular e insular.
5º Mito capitalista: Todos los españoles quieren ser funcionarios. (No quieren trabajar).
Realidad: Las personas necesitan empleo estable porque tienen que comer y vivir todos los días, pagar con regularidad la hipoteca o el alquiler.
Si el sector privado ofrece, cada vez, menos empleo de calidad, más precariedad, más temporalidad, horarios abusivos, bajos salarios, menos derechos laborales, más despidos, es normal que las personas, para cubrir sus necesidades vitales, aspiren, cada vez más, a estar en el sector público que ofrece más estabilidad, mejores condiciones salariales, más derechos laborales, más respeto a las categorías profesionales, más derechos sindicales.
6º Mito capitalista: Los trabajadores españoles quieren una sociedad “subsidiada”, el papá estado.
Realidad: Las trabajadoras y trabajadores españoles queremos un Estado Social de Derecho. El capitalismo, al contrario, quiere menos Estado y más mercado.
El capitalismo quiere menos rentabilidad social para la mayoría y más rentabilidad económica para los bolsillos de una minoría privilegiada. Con su doble moral, no dudan en vaciar las arcas del Estado solicitando subvenciones para la cuota empresarial a la Seguridad Social, beneficiándose de importantes bonificaciones fiscales, cobrando cuantiosos fondos públicos estatales o europeos o ayudas estatales como las que han ido a las manos de los bancos para reflotar al sector financiero privado que venía obteniendo beneficios multimillonarios. ¡Todo para el capital! ¡Nunca ganan bastante dinero!
7º Mito capitalista: Las empresas públicas no son productivas. Sólo generan burocracia.
Realidad: El sector público europeo ha tenido, durante décadas, importantes empresas productivas cuyos beneficios revertían en las arcas del Estado y se redistribuían en salarios indirectos, desarrollando un modelo de sanidad, educación y otros servicios públicos.
El sector público europeo constaba de compañías eléctricas, compañías de telefonía, banca pública, explotaciones mineras, compañías petrolíferas, compañías aéreas, compañías navieras, hasta fábricas de coches como la RENAULT cuyos beneficios nutrieron las arcas del Estado francés durante más de 40 años. Ahora el 80% de los beneficios entra en los bolsillos de una minoría económica. Este sector industrial y financiero fue público desde los años 40 (expansión del comunismo en Europa, con su ola de nacionalización de empresas) hasta los años 90 (expansión del neoliberalismo en Europa, con su ola de privatizaciones). ¿Cómo se atreven a decir que el Estado y los/as trabajadores/as públicos/as no pueden gestionar empresas productivas?
8º Mito capitalista: El objetivo de las empresas es crear empleo y riqueza en su país.
Realidad: El objetivo de las empresas privadas es ganar dinero, creando o destruyendo empleo, según convengan a sus cuentas de resultados.
Para incrementar sus ganancias, tampoco dudan en trasladar sus fábricas, cultivos, empresas a otros países menos desarrollados, en busca de mano de obra barata y sin derechos laborales a la que explotan sin ninguna consideración. ¿Por qué hablan de empleo, si quieren decir beneficios?
9º Mito capitalista: Los trabajadores “privilegiados”, con empleo y buenos sueldos, no deberían plantear reivindicaciones, en estos momentos, en los que otros trabajadores están en paro.
Realidad: Lo que no se dice es que se pretende abusar, también de los “privilegiados” que, todavía, tienen empleo y salarios decentes.
Negándose a las sustituciones, aumentando los horarios de los turnos de trabajo, cargándose los convenios colectivos. Buscan que se callen ante los abusos, confrontando a los trabajadores con empleo con los trabajadores en paro, cuando ha sido el capitalismo el que ha generado la crisis y el paro y no está por la distribución de la riqueza.
Resumiendo: ¿Para qué necesitamos la clase trabajadora a un sector privado que nos despide, no es capaz de generar empleo, se nutre, para funcionar, de las arcas públicas y pretende quitarnos los servicios públicos que todavía nos quedan para aumentar su cuenta de resultados? ¿Y a las fuerzas políticas que lo defiende?
A pesar de la propaganda machacona que nos lo quiere hacer creer, la economía de mercado, esto es el capitalismo, no es el único sistema posible. La economía, en la sociedad humana, es el intercambio con el medio natural y social para la subsistencia humana. Hay elección de medios, en función de los fines que se persigan. Los fines de una minoría, a saber un sistema privado. Los fines de la mayoría, a saber un sistema público.
Las y los trabajadores podemos, y debemos, reforzar las ideas fundamentales que dieron solidez al movimiento obrero, con las consiguientes conquistas sociales, para desarrollar un sector público productivo que nos permita ir construyendo un modelo económico alternativo para la mayoría.
María Puig Barrios
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